23 de diciembre de 2015

El Último de la Fila: energía limitada (II)

(Viene de la primera parte)

Estamos en 1987 y El Último de la Fila está situado como uno de los grupos punteros en España. A partir de ahora su trayectoria siempre irá en ascenso. Con buenos datos de ventas y un público cada vez más numeroso en sus conciertos, el dúo se dispone a grabar su tercer álbum.

Como la cabeza al sombrero (1988)

Como la cabeza al sombrero El Último de la fila
Con las ventas disparadas gracias a Nuevas mezclas y la crítica a su favor, El último de la Fila busca la consolidación dentro del panorama musical. Como la cabeza al sombrero es grabado en Francia y producido enteramente por el dúo utilizando los músicos que les acompañan en sus conciertos (algunos ya habían participado en los anteriores trabajos). Como la cabeza al sombrero es un trabajo que en poco o nada se parece a Enemigos de lo ajeno: es sosegado, acústico y más trabajado instrumentalmente. Aunque no llega a la calidad del anterior (algo que en realidad era casi imposible), se sitúa apenas un pequeño escalón por debajo. Si es cierta la opinión de que El Último de la Fila se acomodó y se repitió a sí mismo, desde luego no es en este momento. Una escucha de ambos lo demuestra, teniendo en común un estilo definido pero ejecutado de manera muy distinta. Parte de los fanáticos de Enemigos de lo ajeno les acusaron de suavizarse y de editar un trabajo más sencillo, más accesible al público. Es cierto, pero eso no está en absoluto reñido con la calidad de un álbum y este la tiene.

El sonido del disco es razonablemente bueno, sobre todo comparado con los dos trabajos anteriores (exceptuando Nuevas mezclas), aunque todavía deja mucho que desear. Por lo leído en alguna entrevista, el grupo tuvo problemas con la discográfica (PDI, que no pagaba) y con el ingeniero de sonido, así que aunque con más medios, el sonido acaba por no hacer justicia a las canciones, algo que se perdonaba en Enemigos de lo ajeno por las circunstancias económicas a las que estaban sujetos pero que en este suponen un “pero” a su calidad total. 

Pese a todo, el éxito es imparable y El Último de la Fila entra en la historia de la música en castellano por la puerta grande. A partir de este momento la máquina será imparable. Ya no serán segunda cabeza de cartel nunca más (exceptuando como algo puntual ser teloneros de Tina Turner). En esta gira volverán a Zaragoza, al mismo escenario que en su gira anterior, el estadio de La Romareda, pero lo harán en solitario (con Más Birras de teloneros); no habrá ningún Franco Battiato esperando después. Los conciertos siguen siendo intensos. Pese al carácter sosegado de Como la cabeza al sombrero y aunque evidentemente la cercanía con el público se va perdiendo, la calidad de las canciones hace que sus conciertos se conviertan en una serie de “hits” consecutivos. Ahora sí tienen el éxito que durante años se les negó, siendo capaces de llenar el Pabellón de Deportes del Real Madrid durante seis días consecutivos.

En conclusión, Como la cabeza al sombrero es un disco relajado, más sencillo en sus formas, de aires nostálgicos y que aun siendo completamente distinto a Enemigos de lo ajeno (casi contrarios) demuestra que la inspiración y la excelencia del dúo sigue intacta.




Nuevo pequeño catálogo de seres y estares (1991)

Nuevo pequeño catálogo de seres y estares El Último de la fila
El cuarto trabajo de El Último de la fila viene marcado por el fin de contrato con la independiente PDI y el estreno de su propio sello, Perro Records, encargándose de la distribución la potente EMI. También se ha dicho de él que es el que marca el principio de la decadencia del grupo, dividiendo su discografía en dos especies de trilogías. En esto estoy de acuerdo sólo en parte. Nuevo pequeño catálogo de seres y estares es un buen disco. Hacer tres álbumes excelentes está al alcance de muy pocos (yo en España no los encuentro) pero eso no quiere decir que suponga un bajón tan notable como para hablar de decadencia. 
La diferencia es que si bien los anteriores eran discos sin apenas fisuras, muy lineales cualitativamente hablando, este se queda en un disco más irregular, con un puñado de buenas canciones, que no es poco, pero al que por momentos le falta alma. Si Como la cabeza al sombrero era un disco distinto a Enemigos de lo ajeno pero mantenía la línea marcada por el estilo del grupo, en este Pequeño catálogo el dúo intenta renovarse, hacer algo distinto, pero pierden esa línea que marcaban los anteriores. Sin ellos, este trabajo se vería de otra manera menos crítica, qué duda cabe, pero eso no implica que sea de mala calidad. Las canciones están trabajadas, mantienen ese equilibrio entre imágenes oníricas o surrealistas y una realidad más cercana y no da la impresión de que sea un disco forzado por mantener el éxito de los anteriores. Tampoco se le puede acusar de ser más comercial, porque ya han llegado al público general. De hecho, llegaron con Nuevas mezclas que es de todo menos música comercial (aunque supongo que todo lo que vende es, por definición, comercial). 

Sin embargo, aquí se va perdiendo ese plus de calidad que poseían los otros trabajos, que no era ni más ni menos que la sencillez de las canciones (por muy rara que fuera su apuesta)  Si podíamos hacer una división un tanto forzada de un Enemigos de lo ajeno eléctrico y un Como la cabeza al sombrero acústico (podéis cambiarlo por intenso y nostálgico), Nuevo pequeño catálogo de seres y estares se queda en tierra de nadie, alternando pasajes en donde se abusa de teclados y percusiones con otros que evocan más esa sencillez. Parece que el dúo, ahora que tiene medios, no sabe hacer uso de ellos, o peor, que la inspiración anterior del grupo venía en parte determinada por esa falta de medios y las canciones de este trabajo estuvieran un poco forzadas para aprovecharlos. Los temas de Nuevo pequeño catálogo de seres y estares difícilmente se mantendrían con una producción como la de Enemigos de lo ajeno. No obstante, no abusan demasiado de la producción (salvo esos pasajes antes citados), la inspiración no se ha extinguido y el resultado final es notable. 

Por lo demás, nada cambia. Las ventas siguen, las giras siguen. Pero sus conciertos empiezan a cambiar. Ya no es ese grupo a veces kamikaze de giras anteriores. Si el disco todavía mantiene viva la calidad del grupo, las canciones en directo no se mantienen de igual manera que las de sus anteriores trabajos.  Además, a mitad de sus conciertos Manolo García nombraba a una serie de ONGs y asociaciones ecologistas a las cuales el grupo donaba el dinero recaudado por la venta de merchandising. Está bien, aplaudes y eso, pero si la temperatura de sus conciertos descendía en cada nueva gira, esto no hacía más que enfriarlos todavía más.  

Este Nuevo pequeño catálogo de seres y estares no marca pues una decadencia visible (tal vez en sus conciertos sí)  aunque es cierto que baja otro escalón respecto al anterior trabajo y esta vez es un poco más grande. Pero eso es algo que ya expuse en la primera entrada y además el título general del post lo deja bien claro. 



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